El análisis económico, entre la pasión y la objetividad
En Economía, como en otras
ciencias o disciplinas de carácter social, la discrepancia y las diferencias de
opinión son algo común y corriente. Es difícil que una determinada visión sea
ampliamente compartida por todos. Siempre recuerdo las palabras de mi profesor
de Econometría, que decía más o menos lo siguiente: “…los economistas pertenecen a determinadas escuelas de pensamiento, y dichas
escuelas son como corporaciones; y la corporación de mayor peso relativo es la
que termina imponiendo su visión, hasta que logra imponerse otra escuela, y así
pueden cambiar los paradigmas…” Tampoco olvido las palabras del profesor de
Historia Económica, que nos recomendaba: “…muchachos,
nunca se queden con un solo libro, o con un solo autor; exploren alrededor, lean
a aquellos autores que les hagan pensar contradiciendo su propio sentimiento,
que los movilicen y les claven el aguijón de la duda”. Palabras que nunca me voy a olvidar, ya que
me ayudan a aceptar otros puntos de vista, de respetarlos y de cuestionarme
incluso, mi propia forma de ver las cosas.
Durante el día de hoy,
experimenté sentimientos encontrados. Luego del programa de radio “Clima de
Negocios”, que conduzco junto a la prestigiosa periodista Sandra Domínguez,
algunas personas me cuestionaron el hecho de transmitir una visión muy sombría
de la situación económica actual. Debo confesar que no es mi intención llevar
pesadumbre a las personas que nos escuchan, ni tampoco persigo sembrar más
incertidumbre a los que toman decisiones. Muy por el contario, el gran deseo
que mueve la labor de analista económico es contribuir al desarrollo sostenible
de nuestra querida Argentina, de Mendoza y del Valle de Uco. Es cierto que es imposible ser imparcial y totalmente
objetivo. Siempre hay algún sesgo en nuestro análisis, empezando por la
selección de los temas que ponemos sobre la mesa para debatir y analizar. Uno tiene
la posibilidad de poner foco en aquellas cosas que andan muy bien y que son
dignas de destacar, o poner foco en aspectos más controvertidos y con más dificultades.
La semana pasada hablamos de los problemas de rentabilidad que están aquejando
a las economías regionales en general, y a la fruticultura en particular. Hoy hablamos
del fenómeno del dólar paralelo y entrevistamos al ex Ministro de Economía
Roberto Lavagna. Al hablar del dólar “blue” o informal, tuvimos que hacer
referencia a los desafíos que enfrenta el gobierno argentino dadas las
presiones devaluatorias. Inevitablemente, cuando quisimos entender lo que estaba
aconteciendo, tuvimos que destacar lo que, según nuestra opinión, constituye la
causa principal de este problema: la
falta de confianza y la pérdida sistemática del valor de la moneda nacional,
sin olvidar el patrón cultural de los
argentinos, que buscan refugiarse siempre en el dólar, sea cual fuere la
causa subyacente de la incertidumbre existente.
Lo dicho precedentemente, constituye
parte de mi diagnóstico de la situación, y en ningún caso tengo la intención de
ponerme del lado de la oposición. Como ciudadano común deseo el mejor de los
éxitos a los gobiernos de turno, dado que de su éxito depende la buena fortuna
de todo el país; tampoco tengo afiliación partidaria ni milito en algún espacio
político, aunque estoy convencido de que participar y trabajar en política es
algo que ennoblece mucho a los ciudadanos, pero que actualmente no forma parte
de mi vida. Por todo lo mencionado, mi diagnóstico está basado en lo que
percibo de la realidad, dada mi formación profesional y dadas las herramientas
de análisis de las que dispongo… Por otro lado, tengo que hacer notar que no
soy el único economista heterodoxo que advierte una necesaria corrección del
rumbo de la política económica actual. De hecho, hace algunos días, el
prestigioso semanario Le Mondé Diplomatique, de conocida tendencia progresista,
se ha manifestado a favor de ajustar la sintonía fina en el gobierno argentino;
también los economistas del Plan Fénix, muy cercanos a la línea de pensamiento
oficial, han hecho saber su parecer al respecto.
Quisiera terminar diciendo que en
los próximos programas de “Clima de Negocios”, trataremos de incorporar un
bloque exclusivamente dedicado a los empresarios y emprendedores del Valle de
Uco, aquellos que -pese a todo- siguen apostando al desarrollo de nuestra
región. Estimo que estas innovaciones darán esa bocanada de aire fresco que
tanto nos piden algunos de nuestros oyentes.
Gracias a todos por escucharnos
semana a semana, y gracias por tomarse el tiempo de leer esta pequeña
reflexión.
José Daniel Atencio
Mendoza, Marzo de 2013.
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