30 agosto 2014

¿Un poquito de inflación para salir del estancamiento prolongado?

Esta semana, el Diario Cronista Comercial reprodujo un artículo publicado primeramente en el Finantial Times, en donde se sugiere aplicar una pequeña dosis de inflación para salir del prolongado estancamiento de EEUU. Claro que pequeña dosis es de un 2 % o 4 %... No aplicaría para el caso de la economía argentina actual.



Siempre se escucha, sobretodo en boca de economistas más heterodoxos, que un poquito de inflación no le hace mal a una economía que está estancada. La clave sería tornar las tasas de interés reales en negativas.
Uno de los argumentos detrás de esta idea es que debido a que las tasas nominales (TNA) no superan a la tasa anual de inflación, se genera un desincentivo al ahorro convencional, y por lo tanto, un incentivo al mayor consumo y, por qué no, a un mayor gasto de inversión, ceteris paribus.
Uno puede preguntarse: ¿En Argentina, las tasas de interés reales pasivas (que pagan los bancos a los ahorristas) son positivas o negativas? La respuesta, sin duda, es que han sido negativas durante los últimos años. Entonces ¿esa recomendación sería válida para sacar a Argentina de la actual recesión o estancamiento? Aparentemente sería inoperante, ya que la inflación es altamente superior a la "dosis recomendada" y porque hay otros factores condicionantes que desalientan el consumo y la inversión, tales como: clima de negocios desfavorable, falta de confianza en los consumidores, falta de confianza de los empresarios, etc.

Para ilustrarme un poco más sobre este tema, consulté al ex ministro de economía Domingo Cavallo. Reproduzco a continuación mi consulta y su posterior respuesta.






12 agosto 2014

Domingo Cavallo presentó su último libro en Mendoza


Domingo Cavallo presentó su último libro en Mendoza


El ex ministro de Economía Domingo Cavallo presentó ayer su libro “Camino a la Estabilidad” en la Bolsa de Comercio de Mendoza; tuve la oportunidad de estar presente y me gustaría compartir algunos apuntes obtenidos durante esta charla.

Quien fuera dos veces ministro de economía expuso algunas de las principales ideas que vierte en su libro; admite que escribió ese libro para que sea leído principalmente por los dirigentes del actual gobierno y, sobretodo, por quienes pueden transformarse eventualmente en gobierno luego de las elecciones del año próximo. En su obra intenta explicar qué se puede hacer desde ahora y durante los próximos años para recuperar la estabilidad, recreando mejores condiciones para el crecimiento y la generación del empleo.

Cavallo menciona que en 2008, en su libro “Estanflación”, predijo que el gobierno iba a instalar un cepo cambiario, con un aumento creciente de fuga de capitales y de brecha entre el dólar oficial y paralelo. Luego de una sostenida inflación, la economía se estancaría, entrando a una fase de “estanflación”. Años después, la realidad validaría sus pronósticos. En sus páginas, analiza por qué el actual gobierno no podría aplicar ningún plan de estabilización, sin provocar una gran caída en la actividad económica. En este sentido, vaticina que la administración de Cristina Fernández seguirá aplicando medidas heterodoxas, como controles de precios y salarios, pero no encarará ningún programa de estabilización ya que carecería del principal ingrediente: la confianza del público en general. Desde hace tiempo, se han instalado expectativas inflacionarias en la población y no podrían disiparse si no se encara un programa serio y consistente, que sea creíble, según su parecer.

Durante su conferencia, ofreció alternativas para ser llevadas a cabo por el actual gobierno. Una de las cosas que podría hacer es tratar de liberar la presión del dólar paralelo, blanqueando y legalizando el mercado del dólar blue. De esta manera, se podría comprar y vender dólares en forma legal y oficial, pero sólo para transacciones financieras y de turismo. Quien quiera atesorar dólares, o vender los dólares ahorrados, podrían hacerlo en este mercado legal, a un tipo de cambio libre, incluso los capitales que vengan desde el extranjero podrían liquidar divisas allí. Esta no sería una solución ideal, sino sólo una solución de compromiso hasta tanto se puedan mejorar las condiciones imperantes. Esta medida permitiría que el Banco Central no tenga la necesidad de aumentar mucho las tasas de interés cada vez que quiera descomprimir las presiones devaluatorias. Al mismo tiempo, en forma gradual, podría permitirse que los exportadores puedan liquidar una porción de sus exportaciones al tipo de cambio libre, a modo de incentivo, para atenuar el atraso cambiario. En un futuro, si disminuyen las expectativas inflacionarias, el tipo de cambio oficial podría tender al equilibrio igualando al paralelo…

El ex ministro también sugirió que el gobierno debería intentar recuperar el crédito externo, cosa difícil dado el actual conflicto con los fondos buitre. Esto le permitiría financiar el déficit público, y permitir la aplicación de una política fiscal expansiva. La política fiscal expansiva consistiría en bajar la presión tributaria (eliminando impuestos distorsivos, subiendo el mínimo no imponible de ganancia, eliminando retenciones, etc.), pero no aumentando el gasto público. Al contrario, debería continuar con la política de eliminación de subsidios a los servicios públicos a fin de disminuir el déficit (y empezar a solucionar los problemas de precios relativos) lo cual es una medida de tipo contractiva, pero a la vez, la baja de la presión impositiva podría neutralizar este efecto. El déficit debería financiarse con endeudamiento genuino y no con emisión inflacionaria. Expresó contundentemente: “No existe política fiscal sin endeudamiento genuino. Financiar el déficit fiscal a través de emisión monetaria no constituye política fiscal expansiva, sino solo política monetaria expansiva. Pero además, sentenció: “No existe política monetaria sin moneda.” Y al hablar de moneda, se refiere a un instrumento confiable y demandado por la gente. Cuando una moneda carece de confianza, cualquier expansión de la cantidad ofrecida redunda en aumento de la velocidad de circulación, tornando la política monetaria inoperante.

En relación a lo que sugiere que pueda hacer el próximo gobierno, consideró que la estabilidad debería ser un objetivo deseable y primordial. La instalación de un programa de estabilización permitiría bajar la inflación sin grandes costos, ya que podría recuperarse de inmediato el crédito externo e interno, y propiciarse el crecimiento económico. La alternativa que Cavallo propone es la instalación de un sistema bimonetario, en donde las personas puedan pasar de una moneda a otra sin ningún tipo de restricciones. Sería una suerte de convertibilidad, pero con tipo de cambio flotante. Se puede tomar como referencia al Perú, que instaló un sistema de este tipo en 1991 y que aún persiste, con gran estabilidad y éxito en sus principales indicadores económicos. Para evitar cualquier problema inherente a la estabilidad del sistema, deberían adoptarse medidas prudenciales como por ejemplo: establecer encajes más altos para los depósitos en dólares, y establecer medidas de riguroso control sobre quiénes pueden endeudarse en dólares (por ejemplo, sólo podrían endeudarse en dólares quienes tengan la capacidad de generar dólares, como los exportadores). La posibilidad de que los agentes económicos puedan utilizar cualquier moneda para sus contratos, transacciones, ahorro, consumo e inversión, dotaría a la moneda nacional de una gran fortaleza. Teniendo una moneda confiable, cuya demanda sea estable y sostenida, puede aplicarse una política monetaria exitosa en caso de necesitarse, y por sí sola servirá para poder robustecer el  crédito interno.

En su libro, Cavallo dedica varias páginas a analizar “Economía a Contramano”, una obra de Alfredo Zaiat. Según expresó “no porque considere que Zaiat sea un economista digno de ser analizado, sino porque la presidenta de la nación lo ha citado como su manual de economía, y que todo el equipo económico pareciera pensar de la misma manera”. En varias páginas trata de refutar los principales argumentos de Zaiat. También dedica una parte para poder analizar el libro “Yo no me quiero ir” de Federico Federico Sturzenegger, a quien elogia mucho, pero a su vez, lo cuestiona por el hecho de explicar la inflación a través de una causa muy simplista como la emisión monetaria solamente. Por otro lado, dedica una parte a explicar la “teoría lavagnista” de la inflación, advirtiendo que son muchos periodistas y economistas que sostienen en mismo argumento.

A penas salí de la Bolsa de Comercio, me dirigí a comprar el libro. Ni bien lo termine, con mucho gusto les ampliaré o rectificaré lo que he tratado de resumir anteriormente. Desde luego, me gustaría complementar la lectura de “Camino a la Estabilidad” con la lectura directa de “Economía a Contramano”, y luego de ello, poder sacar mis propias conclusiones. Llegado el momento, me encantaría poder compartir mi opinión con los lectores de este humilde blog.

Jose D. Atencio
12 de agosto 2014