Domingo Cavallo presentó su último libro en Mendoza
El ex ministro de Economía Domingo Cavallo
presentó ayer su libro “Camino a la Estabilidad” en la Bolsa de Comercio de
Mendoza; tuve la oportunidad de estar presente y me gustaría compartir algunos apuntes
obtenidos durante esta charla.
Quien fuera dos veces ministro de economía expuso
algunas de las principales ideas que vierte en su libro; admite que escribió
ese libro para que sea leído principalmente por los dirigentes del actual
gobierno y, sobretodo, por quienes pueden transformarse eventualmente en
gobierno luego de las elecciones del año próximo. En su obra intenta explicar
qué se puede hacer desde ahora y durante los próximos años para recuperar la
estabilidad, recreando mejores condiciones para el crecimiento y la generación
del empleo.
Cavallo menciona que en 2008, en
su libro “Estanflación”, predijo que el
gobierno iba a instalar un cepo cambiario, con un aumento creciente de fuga
de capitales y de brecha entre el dólar oficial y paralelo. Luego de una
sostenida inflación, la economía se estancaría, entrando a una fase de
“estanflación”. Años después, la realidad validaría sus pronósticos. En sus
páginas, analiza por qué el actual
gobierno no podría aplicar ningún plan de estabilización, sin provocar una
gran caída en la actividad económica. En este sentido, vaticina que la
administración de Cristina Fernández seguirá aplicando medidas heterodoxas,
como controles de precios y salarios, pero no encarará ningún programa de
estabilización ya que carecería del principal ingrediente: la confianza del público en general. Desde hace tiempo, se han
instalado expectativas inflacionarias en la población y no podrían disiparse si
no se encara un programa serio y consistente, que sea creíble, según su parecer.
Durante su conferencia, ofreció
alternativas para ser llevadas a cabo por el actual gobierno. Una de las cosas
que podría hacer es tratar de liberar la presión del dólar paralelo, blanqueando y legalizando el mercado del
dólar blue. De esta manera, se podría comprar y vender dólares en forma
legal y oficial, pero sólo para transacciones financieras y de turismo. Quien
quiera atesorar dólares, o vender los dólares ahorrados, podrían hacerlo en
este mercado legal, a un tipo de cambio libre, incluso los capitales que vengan
desde el extranjero podrían liquidar divisas allí. Esta no sería una solución
ideal, sino sólo una solución de compromiso hasta tanto se puedan mejorar las
condiciones imperantes. Esta medida permitiría que el Banco Central no tenga la
necesidad de aumentar mucho las tasas de interés cada vez que quiera
descomprimir las presiones devaluatorias. Al mismo tiempo, en forma gradual,
podría permitirse que los exportadores puedan liquidar una porción de sus
exportaciones al tipo de cambio libre, a modo de incentivo, para atenuar el
atraso cambiario. En un futuro, si disminuyen las expectativas inflacionarias,
el tipo de cambio oficial podría tender al equilibrio igualando al paralelo…
El ex ministro también sugirió
que el gobierno debería intentar recuperar el crédito externo, cosa difícil
dado el actual conflicto con los fondos buitre. Esto le permitiría financiar el
déficit público, y permitir la aplicación de una política fiscal expansiva. La
política fiscal expansiva consistiría en bajar la presión tributaria
(eliminando impuestos distorsivos, subiendo el mínimo no imponible de ganancia,
eliminando retenciones, etc.), pero no aumentando el gasto público. Al
contrario, debería continuar con la política de eliminación de subsidios a los
servicios públicos a fin de disminuir el déficit (y empezar a solucionar los
problemas de precios relativos) lo cual es una medida de tipo contractiva, pero
a la vez, la baja de la presión impositiva podría neutralizar este efecto. El
déficit debería financiarse con endeudamiento genuino y no con emisión
inflacionaria. Expresó contundentemente: “No existe política fiscal sin
endeudamiento genuino. Financiar el déficit fiscal a través de emisión
monetaria no constituye política fiscal expansiva, sino solo política monetaria
expansiva. Pero además, sentenció: “No existe política monetaria sin moneda.” Y
al hablar de moneda, se refiere a un instrumento confiable y demandado por la
gente. Cuando una moneda carece de confianza, cualquier expansión de la
cantidad ofrecida redunda en aumento de la velocidad de circulación, tornando
la política monetaria inoperante.
En relación a lo que sugiere que
pueda hacer el próximo gobierno, consideró que la estabilidad debería ser un
objetivo deseable y primordial. La instalación de un programa de estabilización
permitiría bajar la inflación sin grandes costos, ya que podría recuperarse de
inmediato el crédito externo e interno, y propiciarse el crecimiento económico.
La alternativa que Cavallo propone es la instalación de un sistema bimonetario,
en donde las personas puedan pasar de una moneda a otra sin ningún tipo de
restricciones. Sería una suerte de convertibilidad, pero con tipo de cambio
flotante. Se puede tomar como referencia al Perú, que instaló un sistema de
este tipo en 1991 y que aún persiste, con gran estabilidad y éxito en sus
principales indicadores económicos. Para evitar cualquier problema inherente a
la estabilidad del sistema, deberían adoptarse medidas prudenciales como por
ejemplo: establecer encajes más altos para los depósitos en dólares, y
establecer medidas de riguroso control sobre quiénes pueden endeudarse en
dólares (por ejemplo, sólo podrían endeudarse en dólares quienes tengan la
capacidad de generar dólares, como los exportadores). La posibilidad de que los
agentes económicos puedan utilizar cualquier moneda para sus contratos,
transacciones, ahorro, consumo e inversión, dotaría a la moneda nacional de una
gran fortaleza. Teniendo una moneda confiable, cuya demanda sea estable y
sostenida, puede aplicarse una política monetaria exitosa en caso de
necesitarse, y por sí sola servirá para poder robustecer el crédito interno.
En su libro, Cavallo dedica
varias páginas a analizar “Economía a Contramano”, una obra de Alfredo Zaiat. Según
expresó “no porque considere que Zaiat sea un economista digno de ser
analizado, sino porque la presidenta de la nación lo ha citado como su manual
de economía, y que todo el equipo económico pareciera pensar de la misma manera”.
En varias páginas trata de refutar los principales argumentos de Zaiat. También
dedica una parte para poder analizar el libro “Yo no me quiero ir” de Federico
Federico Sturzenegger, a quien elogia mucho, pero a su vez, lo cuestiona por el
hecho de explicar la inflación a través de una causa muy simplista como la
emisión monetaria solamente. Por otro lado, dedica una parte a explicar la
“teoría lavagnista” de la inflación, advirtiendo que son muchos periodistas y
economistas que sostienen en mismo argumento.
A penas salí de la Bolsa de
Comercio, me dirigí a comprar el libro. Ni bien lo termine, con mucho gusto les
ampliaré o rectificaré lo que he tratado de resumir anteriormente. Desde luego,
me gustaría complementar la lectura de “Camino a la Estabilidad” con la lectura
directa de “Economía a Contramano”, y luego de ello, poder sacar mis propias
conclusiones. Llegado el momento, me encantaría poder compartir mi opinión con
los lectores de este humilde blog.
Jose D. Atencio
12 de agosto 2014